jueves, 9 de agosto de 2012

Odaiba

Una de las excursiones que hice hace ya un año en Tokio fue a la isla de Odaiba. Odaiba es una isla artificial situada en la bahía de Tokio que empezó a construirse en 1853 para defender Edo (actual Tokio) de los extranjeros, y que hoy en día es una zona de ocio muy popular.
Odaiba se comunica con Tokio a través del Rainbow Bridge, que se puede cruzar andando aunque algunos meses no es recomendable debido a la contaminación que proviene principalmente del tráfico. Ni los trenes ni el metro de Tokio llegan hasta esta isla, pero se puede acceder a ella con las líneas privadas Yurikamome (una moderna línea automatizada con trenes acristalados que cruzan el Rainbow Bridge ofreciendo muy buenas vistas) y Rinkai.


La noria de Odaiba

Estuve en Odaiba hace exactamente un año, en Agosto, y aunque como se puede observar estaba nublado, la humedad del ambiente era sofocante. El bochorno era tal que algunos señores japoneses andaban sin camiseta por el litoral. Odaiba tiene playa, pero nadie se baña en ella porque la costa de Tokio está tremendamente contaminada por el puerto. Los japoneses suelen ir a la playa de Kamakura, que está algo más limpia. 

En la foto anterior podéis observar la famosa noria de Odaiba, que en su momento fue la más grande del mundo. La noria pertenece al complejo de ocio Palette Town, que tiene hasta una réplica de Venecia, y que se considera un buen sitio para tener una cita. Cuando yo fui a Odaiba, la noria aún no funcionaba debido a los terremotos y tsunamis que habían tenido lugar en Marzo (además de los posteriores cortes de luz y demás), pero ya hace tiempo que vuelve a funcionar.


Tokio visto desde Odaiba

También hay ferries que conectan Tokio y Odaiba, o que te dan una vueltecita por la bahía. Algunos son tan futurísticos como el de la foto. También se puede pescar, aunque sabiendo que los japoneses no se bañan por lo contaminada que está el agua, me pregunto si esos peces serán comestibles.
Volviendo al tema del calor, visitar Odaiba en verano es todo un reto. Tened siempre en cuenta que hace más calor que en Tokio. Y además el calor es mucho más agobiante. De hecho, también estuve en Odaiba a finales de diciembre, y pasé calor.

Fuji TV

Uno de los edificios más emblemáticos de la zona es el de la cadena de televisión japonesa Fuji TV. Puede visitarse y además siempre hay eventos promocionales alrededor del edificio, así que es un lugar bastante concurrido. No hay que olvidar que es el canal de televisión que ha emitido series tan conocidas como Rurouni Kenshin, Marco, Heidi, Dr. Slump, One Piece y Hellsing, entre muchas otras.

Cerca de este edificio también se pueden encontrar los centros comerciales AQUA CITY y DECKS, donde se encuentra el Sega Joypolis.


Torre de Tokio y Rainbow Bridge


Como curiosidad, desde Odaiba puede verse la Torre de Tokio. La línea Yurikamome pasa muy cerca, así que si volvéis a Tokio con esa línea, no olvidéis estar atentos.


Tokyo Sky Tree desde Odaiba

A pesar de estar muy lejos, también se puede atisbar, debido a su gran tamaño, la torre más alta del mundo: el Tokyo Sky Tree, que ha finalizado este año su construcción y por fin se puede visitar. Cuando yo estuve, no solo no se podía visitar, sino que además se mantenía apagada por el ahorro energético.



Siguiendo la costa de Odaiba, cerca del edificio de Fuji TV se encuentra esta réplica de la Estatua de la Libertad estadounidense. Aunque, todo hay que decirlo, es mucho más pequeña que la original.


Antorcha

A lo largo de Odaiba hay varias zonas verdes (aunque no mucha sombra), esculturas, y varias contrucciones con formas curiosas, como el museo de ciencias marítimas, que tiene forma de barco.
Para los interesados en las aguas termales, en Odaiba también se encuentra el famoso Oedo Onsen Monogatari. Desafortunadamente, no tengo mucho interés en eso de "bañarse desnudo rodeado de viejos", según leí en algún blog que no recuerdo.


Thousand Sunny

El canal de televisión Fuji TV también cuenta con un pequeño parque de atracciones para niños (y adultos), cuyas atracciones están basadas en sus series de anime más importantes. Las más visibles desde fuera son una caca gigante, de Dr. Slump, y la réplica del barco de One Piece.


Odaiba también es conocido por sus eventos de cosplay (disfrazarse de personajes de ficción). En Japón, las organizaciones de cosplay alquilan edificios (o partes de edificios) para que los cosplayers y los fotógrafos puedan dedicarse a su afición sin molestar a nadie. Normalmente hay que pagar una entrada, cuyo precio es menor si solo vas a fotografiar a los cosplayers. Te obsequian con una pegatina que te da derecho a pasear por las zonas indicadas y pedir permiso para hacer fotos o, en el caso se los cosplayers, utilizar el vestuario común. No se puede acceder disfrazado, así que no queda otra que vestirse ahí. Los cosplayers suelen llevar maletas con uno o más disfraces y todo lo necesario (maquillaje, peluca, espejos, etc.), que luego dejan en consigna. Cada organización tiene sus propias normas, pero todas coinciden en no dejar entrar o salir del recinto disfrazado, tener que usar el vestuario común para cambiarte (eso sí, hay vestuario para mujeres y para hombres), pedir SIEMPRE permiso antes de hacer una foto, y que los cosplayers paguen. Esto último me parece algo mal, quizá porque en España son los cosplayers los que acceden de forma gratuita porque dan publicidad del sitio, mientras que el resto paga. Puede que sea mi mentalidad española, pero pienso que si unos fotógrafos van a hacerles fotos a las cosplayers (fotos que luego pueden comercializar) y además hay gente que va solo para verles, deberían ser ellos los que pagaran esa entrada que cubre el gasto de alquiler y limpieza del sitio. Los pobres cosplayers se gastan mucho dinero en hacer sus disfraces.


Nicky, la aprendiz de bruja


Yo también fui a una de estas convenciones de cosplay con un par de amigas de Estados Unidos. Al menos, en esta convención también había que pagar entrada para hacer fotos. Aquí tenéis una foto de una japonesa disfrazada de Nicky, la aprendiz de bruja.


Luka Megurine y Miku Hatsune

Y aquí dos de las chicas del famoso software sintetizador de voz Vocaloid.


Además de las convenciones de cosplay, Odaiba también es famoso por las convenciones de doujinshi.
El doujinshi es una publicación producida por un grupo literario. Hoy en día se usa normalmente para referirse a publicaciones, normalmente en forma de libreto con texto y/o manga en su interior, basadas en obras populares de manga o anime, y en su mayoría hechas por aficionados. Digo mayoría, porque debido a la gran libertad que implica publicar por libre, sin la necesidad de acatar las normas de una editorial o de hacer caso a los editores preocupados por el número de ventas, muchos mangakas profesionales se sienten muy a gusto con este tipo de publicaciones y suelen sacar algo todos los años. Algunos directamente sacan series completas en este formato, para que no se cambie nada de su historia original. Además, muchos autores profesionales han empezado con este tipo de publicaciones antes de hacerse famosos:
  • Ken Akamatsu, creador de Love Hina
  • Kiyohiko Azuma, creador de Azumanga Daioh
  • Kazushi Hagiwara, creador de Bastard!!
  • Nanae Chrono, creadora de Peacemaker Kurogane
  • Yun Kouga, creadora de Loveless
  • Monkey Punch, creador de Lupin III


Hay numerosas convenciones de doujinshi a lo largo del año por todo Japón, pero las más grandes tienen lugar en el Tokyo Big Sight de Odaiba. Y entre ellas, la más importante es el Comic Market, más conocido como Comiket.

Estación de la línea Yurikamome


El Comiket se celebra dos veces al año: en agosto y en diciembre. Cada edición dura tres días, desde las 10:00 hasta las 16:00 y tienen una enorme afluencia de gente, ya que acuden todos los círculos de doujinshi más populares con nuevo material. Si estáis interesados en visitarlo, preparaos para pasar calor rodeados de mareas humanas. Cualquier preparación mental es poca ante un acontecimiento de tal magnitud.


Estación del Tokyo Big Sight

Hay varias estaciones desde las que se puede acceder al Tokyo Big Sight. Todos los trenes y estaciones estarán a rebosar de gente, así que más o menos da igual qué elegir. Recomiendo no ir a las 10, ya que la cola es enorme. Recuerdo que la última vez fui a las 11 y aún había cola para entrar, una hora después de que hubieran abierto las puertas. Normalmente yo he utilizado la línea Rinkai hasta la estación del Tokyo Kokusai Tenjijo (el nombre japonés del Tokyo Big Sight). Se supone que es la estación principal (también la más concurrida) y está especialmente decorada para la ocasión.


Tokyo Big Sight

El edificio es otra de las curiosidades de Odaiba, aunque lo que se visita realmente son los grandes recintos feriales donde se venden los doujinshi, con los círculos organizados de forma alfabética en pequeñas mesitas. Es imprescindible ir con un mapa, y si quieres algo en especial, comprar con antelación la guía del Comiket de ese año, que venden en las librerías especializadas. La guía tiene un tamaño (y peso) considerable, así que lo ideal es decidir qué ver y apuntarlo en los mapas que vienen, para no tener más problemas de los necesarios.


Cosplayers en el Comiket

Por supuesto, en el Comiket también podréis ver a numerosos cosplayers que se reúnen en los jardines de alrededor. Debido a la importancia de esta convención hay normas muy rigurosas para los cosplayers y los fotógrafos, que pueden ir variando de año en año (y de hecho cambiaron el año pasado). Pero básicamente, es lo mismo de siempre: no hacer fotos sin permiso (en este caso no se permite hacer fotos dentro del Comiket, excepto en la zona de cosplay, así que tienen que ser fotos con permiso tomadas en los jardines), no ir disfrazado fuera del recinto del Comiket, usar los vestuarios, y por supuesto pagar por ello (en el caso del Comiket solo pagan los cosplayers, y además tienen que pagar la consigna para sus maletas aparte).


Espero que os haya gustado Odaiba y que os animéis a ir. Y si habéis ido y habéis visto cosas distintas de las aquí mencionadas y os han gustado, no dudéis en recomendármelo.

domingo, 19 de febrero de 2012

Palacio Imperial y alrededores

Andando desde la estación de Tokyo se pueden visitar muchos sitios importantes.
En realidad este recorrido lo hice a la inversa, porque fui desde la estación de metro del Teatro Nacional, pero para los turistas que viajan con Japan Rail Pass, usar el tren que para en la estación de Tokio central sale gratis, mientras que para usar el metro hay que pagar.
Para llegar al Palacio Imperial tan sólo hay que salir recto por la salida indicada (cuidado con perderse por la enorme estación de Tokio) y seguir todo recto por la calle principal.





Éste es el puente que cruza por encima del primer foso del palacio. Antiguamente el área más allá del foso también pertenecía al palacio y tenía un amplio jardín. Hoy quedan algunos árboles, el río y este puente, pero hay edificios y carreteras más allá, así que parece más una zona aislada, cuando en realidad era una de las entradas al complejo.





Aquí tenéis un ejemplo de cómo es ahora esa zona. Tiene un jardín bastante moderno, y quedan algunos árboles, pero poco más.



Y tras cruzar la carretera y una zona desértica donde no hay absolutamente nada, y que antes era la zona donde los ciudadanos más importantes edificaban sus viviendas, llegamos al foso que todos reconocemos como el del Palacio Imperial. En esta zona el foso es más bajo porque es donde se encuentra la entrada y los trabajadores de palacio. Con suerte, podréis ver a los cisnes que dan vueltas por ahí. En la foto anterior podéis ver la Torre del Vigía.




Aquí tenéis otra de las entradas vigiladas del complejo: la Entrada Este. Si se va dando la vuelta siguiendo el foso, podréis ver más de cómo es el interior, e incluso otras zonas ajardinadas que han quedado fuera del complejo cerrado. Y hasta hay una zona en la que se puede entrar algunos días. Aunque cuando yo fui, no era uno de esos pocos días del año. Además hay que pedir cita para entrar con muchísima antelación, y sólo atienden en japonés. Durante el verano no se aceptan visitas, así que los turistas que van en verano no podrán entrar de todos modos.





Siguiendo el foso hacia la izquierda, llegamos por fin a lo poco que se puede ver del Palacio Imperial.
Ahí lo tenéis a lo lejos, pasado el río y el puente. Parece un bonito lugar donde vivir... supongo. También parece bastante aislado del resto del mundo... El puente que veis en la imagen lleva a la puerta de la zona más secreta del complejo y al Palacio Imperial. Se puede atisbar un poco de la puerta a la izquierda del puente.
El palacio se construyó por primera vez en la época Meiji, pero tuvo que ser reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial, ya que fue destruido durante los bombardeos de Tokio.



Siguiendo el foso más allá del palacio se llega a la puerta principal. De nuevo, esta zona que ahora es peatonal, pertenecía antes al complejo del Palacio Imperial y sólo unos pocos podían entrar por aquí.




De hecho, había que pasar por ambas puertas para poder entrar al complejo, de modo que la seguridad era extrema. El nombre de esta puerta es Sakuradamon, y hay una estación de metro cercana que tiene el mismo nombre.





Siguiendo nuestro camino alrededor del foso, lo más que podemos ver son los enormes árboles de los jardines de palacio y alguna tortuga despistada.



Y andando un poco más allá de la estación de Sakuradamon, se llega a otro de los jardines que se pueden visitar. Éste, con una vegetación más decente, se encuentra siguiendo el foso y hace esquina con la avenida que lleva al edificio de la Dieta.




Dentro del parque hay numerosas esculturas y algunos restos interesantes. El parque se puede visitar de forma gratuita, pero cierran bastante pronto, así que tened cuidado no os vayáis a quedar encerrados dentro.




Saliendo por la parte de arriba del parque se llega al Edificio de la Dieta, que es el parlamento japonés. Si desde donde está tomada esta foto seguimos la calle hacia la derecha, se llega a la Biblioteca Nacional de la Dieta.




Detrás de la biblioteca y cruzando la calle veremos este bonito memorial, y pasado el edificio que se ve al fondo se llega al Teatro Nacional. Todo está bastante cerca y bien indicado, por lo que no debería resultar difícil. En caso de que os perdáis, hay numerosas estaciones de metro en todo el recorrido que os ayudarán a situaros.



Y por fin llegamos al Teatro Nacional, donde, si lo deseáis, podréis disfrutar de algún concierto o de una obra de Kabuki para completar el día. Yo fui a una representación de Nagauta, que costaba unos 4000 yens, unos 40€ a día de hoy.



Otro recorrido alternativo, si tenéis muchas ganas de andar, sería cruzar e ir a la izquierda tras salir por Sakuradamon y visitar el Parque Hibiya, que hace esquina con la calle del mismo nombre. Si seguís la calle (donde están todos los ministerios del gobierno de Japón), eventualmente llegaréis al Parque Shiba y el templo Zojoji, del que ya hablé en esta entrada.

O si lo preferís, mucho más cerca de Tokio se encuentra Ginza, el barrio de tiendas más caro de todo Japón.

Desde luego, Tokio tiene de todo, de modo que cualquier persona encontrará algo que le guste.